En noches como ésta

Perro de Luna

«Perro de Luna» (Rufino Tamayo)

Me reconcilio con el tiempo

con el dolor

con el recuerdo

con la inspiración

con la belleza

con el  rostro boteresco

de la luna

con su  brillo.

Y asimilo

y asumo

y acepto

esta miprofundacomplejaenraizadaintensa forma de amar

y entonces

me siento

libre

y en paz.

Regalo

Violinista

«El violinista Azul» (Marc Chagall)

Te presentas  como niebla

…poquito

y te evaporas entre nubes que enloquecen por tener algo de ti.

Otras veces te divas  invadiendo el  cielo que deja de ser cobalto

de ser inmenso

de ser profundo

cuando te enmarca.

En ocasiones te me escondes…

yo me lobo

me bestio

me instinto aullando tu rastro

Pero esta noche…

Tonight…

te regalas a mí

pálida, sin maquillaje, vulnerable…

Yo te almohado

te cobijo

me acurruco a tu lado

te digo «tu y yo nuevamente»

y me quedo dormida

serena

bendecida

sin importar que mañana

cuando despierte…

Búsqueda


Aurora

Aurora boreal (Imagen tomada de la red)

Busco la belleza

que se manifiesta en un millón de  formas

magia

escalofrío

la aurora boreal

y la escurridiza  línea verde del horizonte.

Busco a mi compañero de viaje

y una maletita que contenga sólo lo indispensable.

Busco amor

siempre amor

y  aquello  intelectualemocionalespiritualmente   estimulante.

Busco serenidad

el silencio que la naturaleza canta.

Busco también intensidad

arte

la luna

la mia più bella luna della notte

un cielo abierto

libre de todas esas  luces no naturales.

Busco el viento,

los mensajes que tiene por susurrarme.

Busco esa linda cabañita frente al mar

busco además la ciudad de mis ciudades.

Busco respuestas

un Gandalf que responda a cada una de mis dudas.

Busco sabiduría.

Busco…

y a veces encuentro

acaso lo pierdo

lo vuelvo a encontrar

lo suelto

lo libero

y sigo buscando.

Busco.

No sé si un día deje de hacerlo

pero sé

que  algo hermoso,

algo importante..

algo profundo…

es lo que sucede

durante mi búsqueda…

Duelo

(Imagen de la red)

(Imagen de la red)

Mi duelo es sereno
como la lluvia que despide este verano.

La incertidumbre
lentamente
se vierte
gotea
tras la ventana
desde la que miro
la luna
testigo
de mi duelo
despacito
exhalo
niebla
la hago viento
donde vuelo
tan lejos
de ti.

Poco a poco
transpiro
este amor
se marcha de mi piel.

El dolor se dosifica
compasivo
se apiada
de esta intolerancia que me cargo
a lo intenso de eso que  tiene que ver contigo
respiro
duermo
contemplo
sobrevivo.

Y sin embargo

a veces…

a veces…

algo se desata

no logro sujetarlo

se libera

se vuelve tormenta

se hace   tornado

grita

grita

en rojo

rojo brasa

y lloro

como un   lobo

sin luna

esa luna

testigo de mi duelo

no  sereno

y espero

entonces espero

que pase

la noche.

Mía

Y ahí estás
de nuevo acaparando la belleza que se filtra  esta noche
donde al fin respiro augurios de dorado resplandor
como tu luz hoy
que me recuerda
quién soy
por ejemplo
cuando te veo y sólo quiero escribirte
y decirte
preciosa
mi preciosa
mía
y también lo soy.

In pain

Una vez y otra vez y otra más recogí mis pedazos rotos y logré reconstruirlos. Hoy he vuelto a despegarme. Me quiebro. La piel se me cae en trozos. Mis ojos se desangran. De nuevo la punzada en la boca del estómago. Los músculos contenidos para no gritar.  Me falta el aire. Asfixia.  Quiero correr al glaciar más cercano. Acaso el hielo me congele el dolor…
porque la luna no puede llevárselo
ni los míos
ni los tuyos
ni esta música
ni el vino
ni el cuadro que me conmovió el alma
ni esa película italiana
ni el viaje
ni el árbol
ni el mar
ni la lluvia
ni el rayo
ni un sueño
ni el azul
ni el rojo
ni el escribir…

¿Cuándo?

Espuma

Un día.

Un día dejarás de tener el poder de cegarme de niebla

tu confusión y la mía dejarán de ser  tango  sin compás

correré en el mar, no en…

Un día el  lugar dejará de ser ese lugar que no encuentro

ese día acaso no importe el dónde

y pueda parar de buscar, buscar, buscar.

Un día el origen del miedo mostrará sus fauces puntiagudas y afiladas

las arrancaré de raíz a pesar del temblor en mi brazo.

Un día despegar  no será necesidad, sólo pasatiempo

quizá ese día logre también viajar sin equipaje.

Un día el futuro dejará de pesarme en la espalda.

Un día lograré volver a la ciudad del abismo

le pondré otro nombre

el vaivén de la marea  no arrancará mi huella de la arena

miraré de nuevo la puesta del sol

un día  descubriré -por fin-  el rayo verde en el   horizonte.

Un día dejaré de esconderme detrás de la luna.

Un día, no sé cuándo, pero un día

la espuma dejará de ser el rastro de una popa llena de nostalgia

y

me sostendré de pie, en la proa, dejando que el viento me despeine.

Entre árboles

Luna entre árboles

Esa noche me despedí del rugir de la ciudad

de las pinceladas blancas de Monet

del Río Hudson

del  camino  en el high line

del puente de Brooklyn

del casas en The Village

del metro que me confundía

del fantasma de la ópera

del café quemado

de central Park

de la biblioteca pública

de la gran estación  central y su área de comida

de la avenida sexta

del cielo cuadriculado

donde a pesar del pequeño  entre-espacio la vi recelosa brillando poderosa a través de los árboles de Bryant Park…

La miré y le dije de ti no me despido. La puse en mi equipaje de mano y la traje a mi lado en el viaje de retorno, sabiendo que no nos separaríamos más.

Las brujas de Maz IV.- El nombre

Lea y Patricia  llegaron  tarde  a la fiesta, una  de esas celebraciones tradicionales pre-navidad. La única mesa con lugares libres era  esa  con dos mujeres embarazadas y otras tres con sus niños pequeños. Las hermanas se miraron con ojos  de «ni modo».

A Lea no le  incomodaba tanto como a Paty estar rodeada de mamás; ella misma era una, pero se consideraba una madre alternativa o bien una mujer que no se presentaba con el adjetivo «mamá» por delante.  Quería asumirse  y ser percibida  como  una persona sin clasificaciones tradicionales, y por más que amara a Basilio y lo criara   bien,  hacía lo posible por mantener cierta individualidad y cierta libertad que en ocasiones se dificultaba por las diversas responsabilidades propias de la maternidad.  Sin embargo, no le encantó sentarse en esa mesa… en los últimos meses se había estado sintiendo presionada por Tony y su gran deseo de ser padre, por Basilio y su necesidad de jugar con un hermanito, por Miranda y Roberto  porque un nieto no era suficiente, e incluso por Paty, quien con otro sobrino  dejaría  de sentirse empujada a  traer otro bebe a la familia.  A pesar de las presiones Lea les había dicho firmemente  a todos que no quería volver a embarazarse y al parecer cada uno  se había ya  resignado.

El inevitable tema de conversación comenzó… Y tú cuántos hijos tienes yo tengo tantas semanas de embarazo por qué no tienes hijos yo voy con el ginecólogo tal mis hijos estudian en la escuela tal no sé si quiero tener hijos apúrate pues tu reloj biológico los míos en el colegio tal  es mejor el pediatra de la clínica yo ya le dije a mi pareja que no deseo tener otro hijo la maestra de Inglés tú cómo le haces con 3 niños es que un sobrino no es igual que un hijo me gusta viajar no puedes saber lo que se siente hasta que lo tengas sólo si encuentro un nombre que me guste jajajajaja mi hija tiene 2 años pero aún no habla no todas las mujeres nacimos para ser madres cada día hay más peligros la escuela de natación está ni siquiera tengo una pareja…

– Ah, esto parece la divina comedia de Dante…

-¿Cómo dijiste?

-La divina comedia… es que cada quién con su punto de …

-¿Dante?

– Si, Dante Alighieri

-Dante… Dante… mmmm… me gusta… me gusta Dante

-Sí, es un grande,  ¿Lo has leído?

– No pero me gusta el nombre… me gusta como suena

Lea no dijo nada más y se quedó pensando mientras Paty se quejaba de  la compañía y manifestaba sus deseos de cambiarse de mesa  sin saber que su hermana estaba teniendo la revelación  que la hizo tomar una decisión importante, vital.

Más tarde al llegar a casa Lea abrazó a su novio. Lo besó y le dijo: quiero tener un hijo  tuyo. Esa noche Lea y Tony hicieron el amor y al hacerlo Lea ya amaba al ser   que se concebía en ese momento; ella lo sabía, comenzó a pensarlo y llamarlo por su nombre, ese que ya tenía para él.

Nueve meses más tarde, una noche de luna llena, nació Dante, hermano de Basilio.

Catarsis

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Se pone los tenis, da un portazo a la puerta y se marcha enfurecida.

Corre dos kilómetros, cuatro, cinco sin darse cuenta de todo lo que ocurre alrededor; sin mucho menos notar que el lago viste sus mejoras galas, para ella.

Al kilómetro siete comienza a sentir un pesado cansancio en las piernas y un dolor punzante en el hueso de la cadera. Se percata entonces de su cuerpo. Respira.

De reojo el brillo rojizo  del agua avisa la puesta del sol. Es  así que se da cuenta… los árboles llueven unas flores amarillas tapizando el suelo donde apoya cada uno de sus pasos. Piensa en la belleza, no necesita recordarla, ahí está.

Entonces sus sentidos se abren y percibe el aroma del romero y la lavanda, el olor a peces de agua dulce, las flores silvestres… y de repente ya no siente enojo.

Blanca está corriendo junto al lago y comprende que tal vez sea la última vez. El viento la aviva y sonríe, extiende los brazos como queriendo alcanzar la montaña que la circunda.

Una paz la serena. No hay más cansancio.

Es entonces cuando Blanca hace las paces…

Hace la paz con el lago. Le perdona no ser océano.

Hace la paz con él. Le perdona el haber dejado de leerla, el no darse cuenta de cuánto lo extraña.

Hace la paz conmigo. Me perdona no ser suficiente, ni aun en mis noches de llena.

Hace la paz contigo. Te perdona no darle eso que te pide, eso que ansía, necesita.

Y hace la paz con ella misma. Se perdona seguirte amando, a pesar de todo…