Mía

Y ahí estás
de nuevo acaparando la belleza que se filtra  esta noche
donde al fin respiro augurios de dorado resplandor
como tu luz hoy
que me recuerda
quién soy
por ejemplo
cuando te veo y sólo quiero escribirte
y decirte
preciosa
mi preciosa
mía
y también lo soy.

Mi «no»

«Danae» (Gustav Klimt)

El mío no  fue un «no» firme, fuerte, rotundo, contundente, decidido, inquebrantable.

El mío fue un «no»  temeroso, sensible, tembloroso, inseguro, rasgado, a voz baja.

Mi «no» nació de mi duda.  Caminó en cuerda floja hasta sostenerse de la rama más débil del árbol. Tu indiferencia lo llevó al habla; tu desamor  lo hizo gritar  aullidos ahogados de impotencia. Mi «no» es un «no» que siente morirse  en llamas.

Mi «no» se intimida ante todos tus vaivenes

ante el momento en que decidas liberar tu «sí» valiente

Mi «no» tiene miedo de caer  rendido una vez más bajo el hechizo de tus síes sabor mediterráneo

porque mis noes se creen de cristal, delgado, quebradizo

se cuestionan, sufren, casi se arrepienten.

Y sin embargo…

a pesar de su  fragilidad, mi «no» se manifiesta

y sigue adelante.

In pain

Una vez y otra vez y otra más recogí mis pedazos rotos y logré reconstruirlos. Hoy he vuelto a despegarme. Me quiebro. La piel se me cae en trozos. Mis ojos se desangran. De nuevo la punzada en la boca del estómago. Los músculos contenidos para no gritar.  Me falta el aire. Asfixia.  Quiero correr al glaciar más cercano. Acaso el hielo me congele el dolor…
porque la luna no puede llevárselo
ni los míos
ni los tuyos
ni esta música
ni el vino
ni el cuadro que me conmovió el alma
ni esa película italiana
ni el viaje
ni el árbol
ni el mar
ni la lluvia
ni el rayo
ni un sueño
ni el azul
ni el rojo
ni el escribir…

¿Cuándo?

Espuma

Un día.

Un día dejarás de tener el poder de cegarme de niebla

tu confusión y la mía dejarán de ser  tango  sin compás

correré en el mar, no en…

Un día el  lugar dejará de ser ese lugar que no encuentro

ese día acaso no importe el dónde

y pueda parar de buscar, buscar, buscar.

Un día el origen del miedo mostrará sus fauces puntiagudas y afiladas

las arrancaré de raíz a pesar del temblor en mi brazo.

Un día despegar  no será necesidad, sólo pasatiempo

quizá ese día logre también viajar sin equipaje.

Un día el futuro dejará de pesarme en la espalda.

Un día lograré volver a la ciudad del abismo

le pondré otro nombre

el vaivén de la marea  no arrancará mi huella de la arena

miraré de nuevo la puesta del sol

un día  descubriré -por fin-  el rayo verde en el   horizonte.

Un día dejaré de esconderme detrás de la luna.

Un día, no sé cuándo, pero un día

la espuma dejará de ser el rastro de una popa llena de nostalgia

y

me sostendré de pie, en la proa, dejando que el viento me despeine.