Y finalmente esta noche la luna me sonríe con ese perfil de cuna que me arrulla.
Y finalmente esta noche la luna acepta ser mi voz… esa que repite tu nombre.
Y finalmente esta noche él alza la mirada… y me escucha.
Mes: junio 2015
Las brujas de Maz IV.- El nombre
Lea y Patricia llegaron tarde a la fiesta, una de esas celebraciones tradicionales pre-navidad. La única mesa con lugares libres era esa con dos mujeres embarazadas y otras tres con sus niños pequeños. Las hermanas se miraron con ojos de «ni modo».
A Lea no le incomodaba tanto como a Paty estar rodeada de mamás; ella misma era una, pero se consideraba una madre alternativa o bien una mujer que no se presentaba con el adjetivo «mamá» por delante. Quería asumirse y ser percibida como una persona sin clasificaciones tradicionales, y por más que amara a Basilio y lo criara bien, hacía lo posible por mantener cierta individualidad y cierta libertad que en ocasiones se dificultaba por las diversas responsabilidades propias de la maternidad. Sin embargo, no le encantó sentarse en esa mesa… en los últimos meses se había estado sintiendo presionada por Tony y su gran deseo de ser padre, por Basilio y su necesidad de jugar con un hermanito, por Miranda y Roberto porque un nieto no era suficiente, e incluso por Paty, quien con otro sobrino dejaría de sentirse empujada a traer otro bebe a la familia. A pesar de las presiones Lea les había dicho firmemente a todos que no quería volver a embarazarse y al parecer cada uno se había ya resignado.
El inevitable tema de conversación comenzó… Y tú cuántos hijos tienes yo tengo tantas semanas de embarazo por qué no tienes hijos yo voy con el ginecólogo tal mis hijos estudian en la escuela tal no sé si quiero tener hijos apúrate pues tu reloj biológico los míos en el colegio tal es mejor el pediatra de la clínica yo ya le dije a mi pareja que no deseo tener otro hijo la maestra de Inglés tú cómo le haces con 3 niños es que un sobrino no es igual que un hijo me gusta viajar no puedes saber lo que se siente hasta que lo tengas sólo si encuentro un nombre que me guste jajajajaja mi hija tiene 2 años pero aún no habla no todas las mujeres nacimos para ser madres cada día hay más peligros la escuela de natación está ni siquiera tengo una pareja…
– Ah, esto parece la divina comedia de Dante…
-¿Cómo dijiste?
-La divina comedia… es que cada quién con su punto de …
-¿Dante?
– Si, Dante Alighieri
-Dante… Dante… mmmm… me gusta… me gusta Dante
-Sí, es un grande, ¿Lo has leído?
– No pero me gusta el nombre… me gusta como suena
Lea no dijo nada más y se quedó pensando mientras Paty se quejaba de la compañía y manifestaba sus deseos de cambiarse de mesa sin saber que su hermana estaba teniendo la revelación que la hizo tomar una decisión importante, vital.
Más tarde al llegar a casa Lea abrazó a su novio. Lo besó y le dijo: quiero tener un hijo tuyo. Esa noche Lea y Tony hicieron el amor y al hacerlo Lea ya amaba al ser que se concebía en ese momento; ella lo sabía, comenzó a pensarlo y llamarlo por su nombre, ese que ya tenía para él.
Nueve meses más tarde, una noche de luna llena, nació Dante, hermano de Basilio.
Destiempo
El tiempo se burla de nosotros…
Me hace descubrirte
amarte
desearte
idealizarte
rechazarte
desamarte
acercarte
recrearte
volverte a amar
volverte a desear
desaprobarte
alejarte
olvidarte
recordarte
necesitarte
amarte
desamarte…
Mientras a ti te hace
descubrirme
amarme
desearme
idealizarme
rechazarme
desamarme
acercarme
recrearme
volverme a amar
volverme a desear
desaprobarme
alejarme
olvidarme
recordarme
necesitarme
amarme
desamarme…
a destiempo.
Catarsis
Se pone los tenis, da un portazo a la puerta y se marcha enfurecida.
Corre dos kilómetros, cuatro, cinco sin darse cuenta de todo lo que ocurre alrededor; sin mucho menos notar que el lago viste sus mejoras galas, para ella.
Al kilómetro siete comienza a sentir un pesado cansancio en las piernas y un dolor punzante en el hueso de la cadera. Se percata entonces de su cuerpo. Respira.
De reojo el brillo rojizo del agua avisa la puesta del sol. Es así que se da cuenta… los árboles llueven unas flores amarillas tapizando el suelo donde apoya cada uno de sus pasos. Piensa en la belleza, no necesita recordarla, ahí está.
Entonces sus sentidos se abren y percibe el aroma del romero y la lavanda, el olor a peces de agua dulce, las flores silvestres… y de repente ya no siente enojo.
Blanca está corriendo junto al lago y comprende que tal vez sea la última vez. El viento la aviva y sonríe, extiende los brazos como queriendo alcanzar la montaña que la circunda.
Una paz la serena. No hay más cansancio.
Es entonces cuando Blanca hace las paces…
Hace la paz con el lago. Le perdona no ser océano.
Hace la paz con él. Le perdona el haber dejado de leerla, el no darse cuenta de cuánto lo extraña.
Hace la paz conmigo. Me perdona no ser suficiente, ni aun en mis noches de llena.
Hace la paz contigo. Te perdona no darle eso que te pide, eso que ansía, necesita.
Y hace la paz con ella misma. Se perdona seguirte amando, a pesar de todo…
Pronóstico
El pronóstico decía sol pero nunca he hecho caso de lo que se dice…
yo sabía que sería lluvia, y así fue…
Llovió
con fuerza
con viento
de ese que quiebra
las ramas,
los refugios de animales silvestres.
mi calma.
Llovió en la ciudad de los lagos
en la ciudad de la niebla
en la ciudad donde nací
y en aquella ciudad de los naranjos, donde él escribía a solas al tiempo que las gotas derramaban mi recuerdo en su ventana.
El cielo llovió y no era agua.
Era todo eso que no supe soltar en su momento.
De mí el dolor se libera en dosis pequeñas
al atacarme aromas, sonidos, imágenes
pero ayer…
ayer el dolor me llovió
mientras llovía llanto inexorable y tú dormías sin atender mi insomnio inundado entre mareas.
Pero esta mañana mientras caminaba vi la sombra de un halcón que volaba por encima del canto externo de mi ojo. Logré distinguir sus alas grandes, extendidas y me di cuenta de que ya no llovía.
Entonces sonreí; aunque el pronóstico de hoy diga niebla, frío, tormenta.