Entre líneas

Líneas

Me encuentro  en el espacio entrelineas de eso que susurras cada noche temeroso de la tempestad que llegue a arrebatarlo todo de tus manos, esas que sueño -casi siento-

Así que  tal vez debas leer entre líneas los signos… que pinto  para ti -luna-, que te envío a través de corrientes -marea-, que incienso  en tu habitación -canela-, que  tedigoenvozbajaaloído -música-,   que unto en tus labios -manzana-

Entonces sigue el contorno de mis líneas.

Deja la razón a un lado, descíframe…  con el instinto

Abrázame antes que la duda ahogue nuestra euforia

Hipnotízame, hipnotízame tú

arrúllame  con esas notas bajas

Y duérmeme.

La última palabra

Después de largos días, meses, años sin verse,  de pie frente a frente.  Tobía  intentando descifrar esos  signos  ya no reconocidos en el rostro de Lisa, dice:

– He leído tus escritos

-¿Cuáles?

-Todos

– ¿Absolutamente todos?

-Sí, todos

– … Entonces ahora sabes bien lo que he vivido y  cómo me he sentido…   lo que pienso… lo que siento…

Tobía se acercó a ella intentando besarla. Lisa hizo un ligero movimiento evitando el contacto de labios. El beso de Tobía se desvaneció en su mejilla como niebla arrasada por el viento.

– ¿Podemos hablar?

– Yo ya lo hice. No tengo nada más qué decir … sólo adiós.

Y se fue, temblorosa, tomando un respiro que le permitiera no girarse  a ver si él  seguía ahí mirando su partida, si se marchaba en sentido opuesto, o si corría hacia ella.

Mi novio de siempre

Las islitas

Gaviota en Las Islitas (San Blás) en una tarde nublada

Mi primer encuentro con el mar  lo viví cuando tenía un mes de nacida.  Platica mi padre cómo él no tenía la intención de meterme al mar pues todos decían que era demasiado pronto, que el agua estaba fría, que era peligroso para un bebé… Mi madre veía desde la arena como  él  me llevaba en sus brazos hacia el agua y le decía «ni se te ocurra meterla». Pero mi padre -dice- vio mi  reacción cuando se inclinó hacia la orilla e hizo que mis piecitos tocaran el agua… en ese momento supo que nada malo me pasaría y sin que mi madre se diera cuenta de repente ya estábamos adentro él y yo, disfrutando del mar… supongo que ese fue el momento en el que inició la que ha sido una gran relación-amorosa  jejejej en mi vida…  el mar es como mi novio, ese novio  de toda la vida a quien amas, y a veces no tanto, a quien dejas, con quien vuelves… pero que siempre está ahí, presente en el corazón… es algo así…

Y es que lo que he vivido junto a «él»  me ha llenado de sorpresas, de momentos majestuosos, de magia, de pasión, de intensidad… pero también de miedo y de dolor… sería muy largo platicar a qué me  refiero con todo esto… pero digamos que de las tantas y tantas veces que he estado ahí, han habido situaciones que me han hecho temer… temer realmente… a las personas… y a mi muerte… la primera vez fue como una advertencia… la segunda vez fue una cruda respuesta a mi desafío… a mi arrogancia… y cuando sentí que estaba a punto de ahogarme supe que no había aprendido lo más importante sobre mi la relación con el mar: el respeto…

No recuerdo cuándo aprendí a nadar… tal vez tenía 4 o 5 años… lo que sí recuerdo es que fueron mis padres, los dos juntos, quienes me enseñaron… aprendí sobre el agua, sobre las olas y la marea… pero no lo suficiente hasta que tuve aquellas experiencias en las que comprendí que por más que sepas nadar hay ocasiones en las que no puedes hacer nada contra ciertas corrientes y cierto tipo de olas… en fin… El océano Pacífico es un gran maestro, pero uno debe ser buen alumno, saber escucharlo, saber interpretarlo… respetarlo…  comprender  cuándo se te permite entrar en sus aguas  y sobre todo cuándo se te prohíbe… jejeje… Ahora lo sé… lo sé mejor…

Durante un tiempo  solía pasar los inviernos en Puerto Vallarta… creo que fue ahí donde el el «estatus» de relación  se convirtió en «amor subido», jajajajaja… hice las pases con él y éste a cambio me regaló días enriquecidos por la  sal en la piel… caricias de marea suave, atardeceres interminables, saltos de ballenas, cantos de delfines, caminatas sobre la arena… que me dieron mucha paz. Luego  me moví por  otros lugares y dejé de verlo por un tiempo…

Hoy en día mi relación es serena.. menos «aventurera»… es  más de contemplación, agradecimiento y además  es-el-tiempo-de-enseñar-a-mi-sobrino-a-conocer-el-mar …

Antes, cuando iba a Mazatlán,  la ciudad natal de mi madre, no dejaba pasar la oportunidad de nadar en mar abierto… me gustaba mucho… y me sigue  gustando… pero es diferente.. ya no tengo esa sensación de ansiedad que solía  sentir por adentrarme, por ir lo más lejos posible de la orilla, como persiguiendo algo … Por ejemplo la última vez que estuve ahí fueron los últimos días del diciembre pasado… como casi siempre, fuimos a pasar el año nuevo con nuestra familia materna. En lugar de irme a nadar desenfrenadamente esta vez tuve la necesidad de simplemente contemplarlo… caminé en el malecón hasta encontrar un rinconcito tranquilo y sin turistas… entonces hice una oración muy íntima, muy profunda, de agradecimiento por el año que estaba terminando… e hice todas mis peticiones para el que estaba por comenzar… Nunca lo había hecho de esa manera… y me sentí sumamente reconfortada… escuchada…bendecida…  como si el mar nos  prometiera  un año bueno, un año mejor -que así sea-

Las Islitas (San Blás) está aproximadamente a 75 Kms. de Tepic así que es fácil ir y venir en una mañana/tarde… Yo intento llevar a mi sobrino al menos una vez por mes… a veces más, otras no se puede…

El sábado pasado fuimos mi hermana, mi madre y yo a llevarlo. A ellas dos el agua les pareció muy fría así que fui yo quién se apuntó -con gusto- a cuidarlo (aunque él ya sepa nadar no se debe dejar a un niño solo en el mar). No me desagrada el agua «fría» que en realidad es agua «no caliente»… comparada con el lago de Garda donde solía nadar en los veranos (esa sí es fría)…  tampoco le desagrada a mi sobrino,  él no se fija en la temperatura, su fuerza y energía le permiten disfrutar la playa en cualquier época del año… En fin… pasamos una mañana chidísima  los dos juntos, jugando, nadando, platicando, respondiendo las mil preguntas que me hizo sobre la posibilidad de que llegara un tiburón, una ballena, un pez espada y un montón de cosas más… jajajajaj… finalmente se tranquilizó cuando le dije que esos animales «están más allá de los cerros  que ves allá enfrente y aquí no llegan», seguimos jugando…

Más tarde el cielo se cubrió de nubes y nos salimos a comer.

Todo fue muy lindo, como de costumbre, sólo que esta vez hubo algo que llenó el momento de magia. Después de comer  estaba de pie en la arena, de frente al mar, cuando una gaviota se acercó…. entonces fui a tomar un poco del pescado que había sobrado de nuestra comida y comencé a lanzarle pedazos pequeñitos al ave… ésta comenzó a volar emocionada hacia mí, sin acercarse demasiado… logró tomar al vuelo la mayoría de las bolitasdepescado pero otras las recogió de la arena o incluso del agua… En ese momento recordé que hace muchos años estando en una discoteca pasaron un video de un pájaro, no era un ave real sino una animación hecha por computadora… yo en aquel momento pensé: esto es patético… nunca se podrá igualar una animación a la belleza en vivo de un ave… Ok, ese pensamiento me llegó mientras alimentaba a la gaviota… y me sentí realmente afortunada de estar  ahí, con ella… interactuando de alguna manera con ese ser libre, maravilloso… Lo mejor de todo fue cuando ella se alzó por última vez agitando  las alas como en cámara lenta… mirándome desde lo alto… fueron 3 segundos que parecieron suspenderse en el tiempo… sentí la belleza manifestándose ante mi, como un regalo… como un agradecimiento por el pescado que le estaba dando… Después llegó mi sobrino y juntos la observamos partir… Fue hermoso…

En fin… esas son cosas que suceden en el mar… ¿dónde más?…  Quiero disfrutar la relación que tengo con él en este momento, jejeje…   seguir conociéndolo… seguir amándolo… y sobre todo aprender de esta nueva relación que tengo con él… en la que ya no necesito entrar, nadar y nadar para sentirlo cerca, o para sentir que soy parte de él, que él es parte de mi… Que así sea…

Inspiración

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Tú me inspiras…
Tú, que lees esto y te preguntas a quién escribo…
Esta noche no es la luna -que sonríe
Esta noche eres tú
Tú, que me lees y me intuyes, me lees y me sabes, me lees y me sientes…
Tú me inspiras
A soñar, a escribir, a sentir…
Tú…me…inspiras…

A través

Sólo puedo explicártelo a través de la poesía… del arte… de la música… a través del rojo resplandor del horizonte… de la serenidad del mar después de la tormenta… de los árboles que nos pincelan de verde… a través de la luna, la siempre luna que lo sabe todo… y sabe… perfectamente cómo decírtelo…

Belleza

Descubrir la bella del mundo…

Como cuando era niña…
me tumbaba sobre el pasto
a observar como el viento barría los altos árboles del cielo
y las nubes formaban el vuelo de dragones.

Como cuando era muy joven
y retaba las olas sin saber lo que era el miedo…
nadaba más allá de la gente que jugaba en la orilla,
traspasaba escolleras, rompeolas
intentando alcanzar la línea verde del horizonte.

Como cuando me llevaste a conocer la nieve…
me hundí en ella de un salto…
tú reías con nostalgia
pues no recordabas la primera vez que la sentiste

Como cuando vi  la luz del amor en los ojos de ese niño
que nació del vientre de mi hermana
y  amé al instante con ese amor que no se acaba.

Como cuando encuentro en el espejo
la belleza de mi ángel a través de mi sonrisa…
en días serenos… como éste…como esta música… para todos nosotros…

Acepto el desafío de Verónica y Brenda

Hace tiempo la preciosa y gran poeta Verónica , en la entrada   https://veronicaboletta.wordpress.com/2014/11/19/un-desafio-cual-es-tu-sitio-creativo/  publicó  sobre su sitio creativo:  el lugar desde donde escribe y me invitó (a mí y a otros de esta preciosa  comunidad de la blogósfera) a participar en el desafío de mostrar cada uno su propio espacio de creación… Luego recibí el mismo reto por parte de la encantadora y supercreativa Brenda a través de su post:
https://bremarilaochoa.wordpress.com/2015/01/14/reto-entre-blogueros/
Y entonces siguiendo este lindo círculo les presento mi espacio donde escribo:

Mesita azul

En un rinconcito entre mi cama y la ventana que mira hacia el balcón, desde donde veo hacia el oriente un hermoso cerro (El Sangangüey) , y por las noches, por supuesto,  la luna  cuando me visita. En mi mesita tengo mi laptop, algunos libros, hojas y bolígrafoto, el pisa-papeles que me regaló mi sobrinito, y casi siempre me acompaña una taza grande pues paso el tiempo tomando café (lo primero que tomo en la mañana), té (por las tarde) o agua (a cada rato) cuando estoy frente a mi compu…

Mi librero está en otro lugar, no en mi recámara, pero normalmente tengo junto a mí los libros que estoy leyendo  actualmente, o los que están haciendo fila… en estos momentos estoy con «La Sombra del Viento» de Carlos Ruiz Zafón, es un género que me gusta mucho así que lo estoy disfrutando. Debo decir que casi no leo  sentada a menos que sea  algo en  mi laptop como los blogs, por ejemplo. Cuando se trata de leer libros me gusta que sean de papel  y no electrónicos, que pueda tocarlos, olerlos, sentirlos… y   casi siempre leo acostada en mi cama, de otra forma no puedo concentrarme fácilmente en la lectura…

Algunos libros

Y bien, ahora paso el desafío a algunos amigos y compañeros de la comunidad:

Gema

Enrique

Bellaespíritu

Grojol

José

Marcial

Aquileana

Efe

YJRivas

Misretazos

Dios hecho mujer

Irlandairlanda

Serunserdeluz

Javi-k

Antoncaes

Isabel

Sirena

Becker

Y a cualquiera de ustedes que desee compartirnos la imagen de ese lugar especial donde escribes.

Un cálido abrazo.

Zuri

Las brujas de Maz (II)

Flores

-Sí, estaba muy preocupada por la situación de tu tía pero ya no lo estoy, ¿sabes por qué?

-¿Por qué?

– Pues te voy a platicar porque tu sí crees en estas cosas. Resulta que  el martes pasado  estaba en la cocina lavando unos platos, pensando, dándole vueltas al asunto  y comencé a pedir por tu tía. En eso alzo la vista y veo por la ventana la buganvilia que está en la esquinita del patio, ¡ay   pues estaba llena pero llena de flores!… imagínate que no había espacio para las hojas verdes, era todo un tapiz moradito.  Nunca la había visto así tan repleta, y, que yo recuerde horas antes no estaba así, era como si de repente le hubieran brotado el montón de floresitas.

-¿Órale, y qué pasó?

– Pues yo inmediatamente pensé que eso era cosa de tu abuela y entonces le dije «mami, hazme saber que eres tú, que eres tú diciéndome que todo estará bien, que Karla va a encontrar trabajo pronto y que va a salir adelante de la depresión.

-Ay tía, yo  creo que sí era mi abuela porque le encantaban las flores, ¿verdad?

-Si hija, ¡adoraba las flores!. Bueno pues esa tarde fui a visitar a Karla y ¿qué crees que me dijo? ¡que consiguió una entrevista en el hotel El Cerro!,  parece que andan buscando a alguien con su perfil.

-No inventes, ¿en serio?

– Si… y ¿sabes qué? sé que le va a ir bien… no sé por qué… estoy tan tranquila… siento que mi mami se hará cargo de todo.

– No dudo que eso era lo que quería decirte mi abue,  tía.

– Tampoco yo… no tengo la menor duda.

No es difícil imaginar el final de esta historia… Sí, así es… Karla, a pesar de su edad y de las pocas posibilidades de trabajo que le pronosticaba la mala situación laboral del lugar, fue aceptada,  ya está trabajando y su estado anímico mejora día con día.

El lugar (II)

Asume que la luna llena esa noche le concede el permiso del egoísmo y el desapego.

La marea de su cuerpo se extiende sobre las sábanas  dispuesta a recibir eso que le fue otorgado por el cosmos,  donde navega   sin atender las palabras de quien  la llama, con  lenguaje susurrado.

Divaga.    Su  vínculo con el escenario  real es un  calor que se expande -impresionista-  y la traslada por instantes a la presencia de ese, que la explora. Pero se resiste…. a abrir los ojos, a hacer contacto con ese compañero que la sabe ausente  mas   la espera, impaciente… y paciente.

Pero algo sucede cuando la punta de esa nariz se arrastra sobre su brazo,  oliéndola como queriendo absorber el olor canela de su piel.  Algo más sucede cuando él  se adueña  de su boca, cuando  hunde la sonrisa en sus labios y éstos comienzan a sentirse alimentados… saciados. Algo mayor sucede  cuando él le dice -ven aquí, aquí estoy.

Entonces  libera la mirada y observa cómo el universo se contiene en su cama.

Entonces su  mar  se vuelve  una ola que lo abraza de espuma

Entonces el espasmo derrama en su copa los secretos del cosmos  que buscaba.

Y entonces ya no tiene miedo. Y  ama.