Me preocupa el desencanto -pensaba- la indiferencia. La sensación de estar suspendido en un limbo extraño. Eso es lo peligroso, no la tristeza, no el coraje, ni el dolor físico. Lo contrario a la pasión -dijo, des-pasión, anti-pasión…
Al apagar la lámpara se percató de una fuerte luminosidad filtrándose entre las persianas. Era una luna más grande de lo normal. Dame una señal, pidió sin querer. Esa noche soñó que una ola gigantesca giraba en torno a un abismo profundo en medio del mar que succionaba montañas, pueblos, caminos, todo. Despertó sudando y con agitación. Se alzó rápidamente y se dirigió al balcón para observar mejor. El mar no presentaba alteraciones sin embargo el cielo estaba invadido de grises y obscuros a punto de explotar. Va a llover, dijo, mientras pude notar una sutil curvatura, casi imperceptible, en la comisura izquierda de sus labios.