Mi templo

Cielo

Mi cuerpo es mi templo y lo quiero libre, natural, sano, hermoso como es…

fuerte y sensible,  resistente y suave.

Fresco.  Pleno.

Sin marcas ni tatuajes que pretendan etiquetarme  o atarme al pasado /futuro.

Quiero que mis únicas cicatrices sean las de mis propios tropiezos,  aventuras, aprendizajes, -no las de un bisturí-

Mi rostro es mi templo y  lo quiero franco,  así:   imperfecto  y bello, transparente, luminoso

con la intensa  caricia del tiempo expresado en mi piel

las  emociones vividas dibujadas   en cada arruga

y el contorno de mi sonrisa trazado  en la comisura de mis  labios.

Yo soy mi templo y  lo quiero  poderoso,  limpio,  relajado, activo,  sensual,

sin dietas,  chiqueado,  en forma, emocionado.

Sin llevarlo por caminos lacerantes, sin victimizarlo, ni juzgarlo

Sin miedo al sol, al viento ni a la lluvia

No quiero maquillajes, ni adornos, ni accesorios; lo quiero natural natural natural

que nade  en mares profundos y vuele por encima de montañas

Pero sobre todo amo   mi  templo,  que puede quitarse los zapatos y correr  firme y fuerte entre  la niebla.

22 pensamientos en “Mi templo

  1. Una noble pretensión, Zuri. Me quedo con varias, pero … me apunto a ésta parte:
    «Sin marcas ni tatuajes que pretendan etiquetarme o atarme al pasado /futuro.
    Quiero que mis únicas cicatrices sean las de mis propios tropiezos, aventuras, aprendizajes, -no las de un bisturí- «

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